Si estás familiarizado con los blogs de vino, estarás puesto ya en las edades del vino y conocerás las diferencias entre un vino crianza y un vino reserva. Si no, igual cuando escuchas que un vino es roble, no sabes cuál es la diferencia con uno de crianza. Aunque todos sabemos que, para regalar, con un reserva siempre quedamos bien, porque es el más “bueno”. Pero, como suelen decir los entendidos, el vino bueno es el que te gusta.

Las principales diferencias entre un vino crianza y un vino reserva, aunque no las únicas, suelen residir en el tiempo de estancia en barrica, pero aparte de estos tipos de vinos, existen otros que vamos a ver a continuación:

Diferencia entre crianza y reserva

Tipos de vino por su crianza

Vinos jóvenes

Un vino joven se caracteriza por no tener crianza ni envejecimiento. ¿Esto lo hace peor? No tiene por qué. Los vinos jóvenes al no tener envejecimiento, están listos para su consumo unos tres meses después de la vendimia. Los vinos jóvenes suelen tener cuerpo medio y se caracterizan por sus aromas y sabores más frutales. Dan a conocer más de cerca la uva de la que están elaborados, ya que la muestran en su faceta más precoz. Buenos ejemplos de ello son Mernat blanco joven y Mernat tinto joven. El primero elaborado con Chardonnay, cuenta con aromas a piña muy frescos. El tinto, siendo tempranillo, es suave y fresco, muy ligero e ideal para combinar a diario.

Además, los vinos jóvenes suelen proceder de viñas con menos edad que si habláramos de vinos con más tiempo de barrica, ya que esto provoca un aporte de tanino más suave que hace que los vinos sean más frutales.

Vinos roble y de crianza

¿Cuál es la diferencia entre un vino roble y un vino de crianza? Como siempre, el tiempo. Los vinos que llamamos roble han pasado por barrica un tiempo inferior a seis meses, mientras que, si han estado más tiempo, los consideraremos vinos de crianza. En total, estos vino acumulan un envejecimiento mínimo de 24 meses.

Además, hay que tener en cuenta que dependiendo de la DO de la que hablemos se va a considerar crianza a partir de seis o de doce meses en barrica. (Por ejemplo, en la DO Rioja o Ribera del Duero no se considera un vino crianza si no tiene 12 meses en barrica). Así que hablamos en líneas generales. En nuestra bodega hacemos grandes vinos de crianza, como son Mernat 2013 y Bucamel tinto. Pero también tenemos un roble maravilloso que es Bucamel blanco, un chardonnay con 5 meses de barrica que cuenta con diferentes galardones.

Vino reserva y gran reserva

El vino reserva va a pasar mínimo 12 meses en barrica y tendrá un tiempo de envejecimiento mínimo de 36 meses, mientras que el gran reserva tendrá 18 meses mínimo en barrica y 60 meses de envejecimiento. Sabiendo esto, nos hacemos una idea del trabajo que supone ofrecer un vino reserva o gran reserva. Sobre todo, el tiempo que los enólogos pasan en las bodegas mirando y mimando sus barricas y pensando, algún día… pero cuando ese día llega, suele merecer la pena.

Crianza y calidad del vino

Normalmente solemos relacionar el envejecimiento del vino con que va a resultar ser un vino de más calidad. Como decíamos al principio, además de una cuestión de gustos, la calidad del vino depende de muchos factores además de su envejecimiento. Empezando por la vendimia, la selección de la uva, la limpieza y despalillado, la fermentación previa, los depósitos usados, las levaduras, las barricas que elijamos y por último el tiempo de envejecimiento. Elaborar un vino es una labor tan compleja que reducir la calidad del vino a su crianza es como leer un libro por su portada.

Qué aporta la crianza al vino

Está claro que el envejecimiento del vino le aporta los matices de la madera y van a ser diferentes si se trata de roble francés o americano. La crianza va a ayudar a mejorar las propiedades organolépticas del vino y le va a aportar esos matices de los que hablábamos, va a sumar. La crianza afina el vino, le da complejidad y elegancia. Para los paladares entrenados, la crianza es un plus, pero si te estás iniciando en el mundo del vino, es un buen consejo el comenzar por vinos menos complejos y entrenar poco a poco el paladar.